lunes, 12 de octubre de 2009

Abracadabra

El otro día la biznieta de mi vecina (sí, la de la pierna ortopédica) dijo su primera palabra.
Seguro que estás pensando: “¿Y a mí qué? Todos los críos dicen mamá o ajo o algo que en realidad no es una palabra sino un eructo pero que sus padres intentan hacer pasar por un sinónimo de esternocleidomastoideo”.
Pues sí. Pero es que la niña se subió los pañales, se atusó el poco pelo que le cubre la cabeza, se plantó tambaleante frente a su madre y soltó:
“Oviová”
Y después se marcó un zapateado sobre el suelo de madera con sus pequeños patucos mientras en su cabeza, seguramente, sonaba la música de Los Chunguitos.
Es raro lo que los niños eligen como su primera palabra.
Recuerdo que mi nieta la mayor, la empresaria, lo primero que dijo fue:
“Bancarrota”
La pequeña, la casi-emancipada (Ay Dios, que se nos marcha de casa) optó por:
“Alquiler”
Y la que me falta, o sea, la licenciada, la única de mis nietas que ha ido a la universidad, la que se pasó un montón de años estudiando, la que se cree la lumbrera de la familia, dijo:
“Mamá”
¿Decepcionante, eh? Lo hubiera sido, pero es que a esa simple y típica palabra le siguió: “Me complace informarte de que ya sé hablar”.
Así que supongo que en ocasiones las palabras esconden una cierta magia profética.
Y yo me pregunto: ¿Cuál fue la mía? Cuanto más lo pienso más segura estoy de que fue:
“Abuela”
Aunque seguramente después le siguió algún adjetivo muy poco halagüeño sobre mi situación actual.
¿Cuál fue la tuya, hijo mío?
Déjame adivinar: Mmmmmm....¿tetona?

2 comentarios:

Mariposa_de_papel dijo...

me he divertido pasando por tu espacio, realmente eres una persona bastante ingeniosa, espero seguir leyéndote, un besito

las cosas que encuentro por casualidad las disfruto mucho, en este caso fue tu blog ;)

Doña María dijo...

Querida Mariposa de papel,
me gusta tu nombre. Recuerdo que cuando eran pequeñas mis nietas intentaron en varias ocasiones hacer mariposas con papel maché. Abandonaron el intento en la fase de oruga amorfa goteando pegamento.
Me alegra que me hayas encontrado por casualidad. Y por casualidad, ¿no tendrás un hermano o un primo en edad de merecer que quiera casarse con una de mis nietas?
Un abrazo