domingo, 14 de marzo de 2010

Una crisis de cojones

Esta semana te he tenido muy abandonado, ¿verdad, hijo?
No sabes cuánto lo siento, pero hemos sufrido una crisis en casa y he tenido que dedicar todos mis superpoderes de abuela a solucionarla.
Al perro de mis nietas le han cortado los huevillos.
La castración fue bien (aunque yo hubiera hecho mejor uso de las tijeras porque le han dejado la bolsa vacía y le cuelga mucho y hace feo). El caso es que el chucho se ha pasado varios días tirado en un rincón con la mirada perdida y sin ningún deseo de salir de casa. Al parecer, se ha deprimido. Pero no porque le hayan podado la entrepierna. Es porque le han puesto un collar isabelino, ya sabes, una de esas tulipas de plástico para que no se chupe los puntos, y le da vergüenza salir a la calle con esas fachas y que los otros perros se rían de él.
Así que ha decidido recluirse en casa. Hemos intentado bajarle en brazos pero no ha habido forma. Se aferra con todas sus fuerzas al marco de la puerta y llora como si fueran a llevarlo al matadero. Me recuerda a mí, cuando mis nietas intentan arrastrarme al médico.
Y para más inri el gato está desaparecido en combate. En cuanto vio al perro con su nueva escafandra se dio un susto de muerte y salió corriendo como si hubiera visto al demonio. He rebuscado por debajo de las camas, en lo alto de los armarios, en el fondo de los cajones, dentro de la lavadora... pero no hay rastro de él. Sé que está vivo porque su comida desaparece, pero supongo que sale de su escondite de noche, cuando la oscuridad le impide ver la lámpara de mesa en la que se ha convertido su compañero de piso.
Si mi padre levantara la cabeza...
Él lo hubiera solucionado en un santiamén. Nada de veterinarios, nada de operaciones, nada de medicinas, ni comidas especiales, ni susurradores de perros, ni tonterías varias. Un buen garrotazo en la cabeza y problema resuelto. Ay, mi padre era un maestro con el palo: perros, gatos, conejos, gallinas, patos... (su propia madre)... Se le daba de fábula acabar con el sufrimiento de todo bicho viviente.
Pero los tiempos cambian, claro, y aquí estoy yo cuidando de este engendro de Satanás que se come mis zapatillas, me ladra cada vez que doy un paso, me tira la comida en el regazo y me llena de babas la falda y me mira como si fuera su criada. Oh, pero reconozco que no lo hago por amor al arte sino porque pienso echárselo en cara a mis nietas en el futuro.
“Yo hice de abuela/enfermera/loquera/niñera para vuestro perro y ahora os toca a vosotras hacer lo mismo por mí.”
Veremos si cuela.

22 comentarios:

Victoria Rodríguez dijo...

Pobrecito chucho, doña María. Mire que yo no soy muy amiga de estos animales, pero en este caso empatizo con el deprimido perro. ¿Quién querría salir de esa guisa a la calle? Y, además, todo podadito... Cuídele usted y vaya anotándolo en el cuaderno de méritos, para cuando tenga que enseñárselo a sus nietas.

Un abrazo

Pilar Cabero dijo...

No sé, doña María, pero me da que lo de echárselo en cara a sus nietas no es más que pura fachada. En realidad está encantada de cuidar al pobre chucho y no quiere que lo sepamos.
Besitos
PD: Por favor, avíseme de cuando aparezca el gato.

Yoryi dijo...

Jo pues que bruto que era su padre, mejor que no se haya encontrado con el pobre animal que si no... menuda matanza. Y pobrecillo perrito :(.
Por cierto me ha encantado lo de que le queda colgando y es feo XD, fantastico.

Anónimo dijo...

Pobrecito T_T. Si es que ahora necesita mimos, y recordará quien se los ha dado, así que mímele mucho, Doña María, y puede que se vuelva bueno con usted =).
Y pobre minino... Quizá el espanto se le pase cuando el perro se ponga bueno otra vez ^^.

Kiwi dijo...

xDDDDDDDDD
Pobre perro, se ha traumatizado.
Y el gato... el gato se las ha pirado, no sea que a alguien se le ocurra hacer lo mismo con él. Por si las moscas, que él disfruta mucho tal y como está xD.




:D

Marie dijo...

Doña María,
encontré este rinconcito por casualidad y me dispongo a seguir cualquier cosa que diga (pero no se preocupe, que no será utilizada en su contra como harían sus nietas ¿no?^^).

¿Ha mirado usted a ver si el gato está en el orinal?

Cordialmente.

Noelia Amarillo dijo...

Doña Maria, así me gusta, haciendo planes a largo plazo, que está muy bien eso de tener un as en la manga... eso sí, de paso que cuida usted del perrito se abré un huequecito en el corazón de éste... ¿Y quién no le dice a usted que el dia de mañana ese chucho castrado no se convierta en su mejor defensor/perro guardian? siempre es bueno tener un perro mordedor cerca, y más en los tiempos que corren...

1 besote

Noelia.

ANA dijo...

Ay, señora María, su vida es insuperable.... Cuánta sabiduría se aprende de su cosecha. No pierda nunca ese sentido del humor tan rebonico y esas cosas que le pasan en su vida.
Sus nietas deberían hacerle un monumento


en vida.
muaaaaa

Unknown dijo...

no es el collar lo que deprime al perro, es... ¡¡¡Dios mío como habeis podido hacer eso!!! Los huevillos, como si fueran un par de padrastros. Y emplear a la criatura como moneda de cambio... ¡Señor, Señor... llévanos pronto!

Marisa dijo...

Hay Doña María, que la tienen de enfermera... änimo, peor lo tiene el perro, que lo han hecho un eunuco... Usted por si acaso no ceda si le dicen: 'abuela ven que te ponga un collar', que estas perversas nietas suyas son capaces de ponerle uno de esos como al perro. Y el gato, natural... sale huyendo por si les da la vena 'quitawebos' y el siguiente es él.
Ánimo, que seguro que al menos el roedor de zapatillas le está muy agradecido.

Nieves dijo...

Doña María, es que a usted le pasa de todo.
Pobre perro, no me extraña que esté con la moral por los suelos y no quiera salir a la calle. ¿Saldríamos nosotros con algo así?
Lo del gato tampoco es de extrañar, ya sabe usted que son muy suyos y habrá dicho: me largo por si las moscar, no sea que el perro la pague conmigo.

Y no se preocupe, que sus nietas van a cuidarla. ¿Cómo no hacerlo' Si es usted un ángel.

Mil besos

Helena dijo...

Doña María no se haga la dura. Seguro que en su grande corazón hay un lugar para ese perrito que seguro que le será más fiel que otros humanos....pobrecito,¿cómo va a querer salir a la calle con esas trazas? ....Tendrá que asimilarlo, si es que puede el pobre...¡¡¡

Dara dijo...

Yo sé donde está el gato. Si me teje un jersey bonito (de esos que sabe hacer usted) se lo digo.




(mimito)

Jo Grass dijo...

Si fuera ese perro estaría igual. Supongo que quedarse sin huevos y a cambio tener que llevar un sombrero tan poco favorecedor no es algo que le desee a nadie, ni siquiera a un perro, y eso que no tengo huevos pero, vaya, que me lo puedo imaginar. No me extraña que no quiera salir a la calle con semejante facha, y encontarse a las perruchonas guapas del parque, ataviadas con su modelazo invernal, y él cargando con una lámpara. Yo, si supiera, que no sé, le haría un jersey, aunque se lo guarde para el invierno que viene si, con un poco de suerte o de magia negra, nos libramos pronto de este.

Por sus nietas no se preocupe que mal de conciencia tendrán si no la llevan en bandeja. En el caso de que no fuera así usted avise, que le ayudo con el garrote y lo que haga falta.

Iván dijo...

A mí me pasó lo mismo cuando me cortaron los huevillos. No se preocupe Dña María, pasará pronto.

Ahora bien... yo también desearía que no me hubieran puesto el collar isabelino. No había forma de verse la cola y siempre me meaba en los zapatos. Entiendo por lo que está pasando el pobre chucho y lo compadezco.

:-D

Srta. MariSuZi dijo...

Doña Maria, no quiero ni pensar que puede ocurrir cuando el perro descubra que parte de sus atributos masculinos han sido defenestrados. Si sólo por llevar un sombrero ridiculo se queda en un rincón, cuando vaya a darse el gustazo ¡por fin! de rechupetearse dónde tanto le picaba, y se encuentre un pellejo insulso sin relleno, lo mismo piensa en recluirse para siempre en casa, volverse gato o vaya usted a saber!. Es posible que el gato esté preservando su masculinidad, aquello de.. cuando veas las barbas de tu vecino afeitar, pon las tuyas a remojar...
Además no se si a los perros castrati, les pasa como a los hombres, pero le ha salido ya un ¡guau! agudo y chillón...? Luego pasará al estado bola, rechoncho e intentado moverse por el pasillo como un croqueta con patas cuando lleguen sus nietas y salga a recibirlas, con un ladrido de chiguagua... es que es para deprimirse!
Puede usted aprovechar esta falta de identidad para convertirlo en el animal que le gustaría a usted que fuera, un tigre o una gallina ponedora.. es un buen momento!

Ángeles Ibirika dijo...

Ayy, Doña María. Me ha dejado hecha polvo con lo del pobre perrito. Cuando se canse usted déjemelo que yo se lo cuido.
¡Si es que no se pueden hacer esas animaladas a los pobres animales! ¡jejeje!
¡humanos...!

Víctor dijo...

Dios santo, GRACIAS por hacerme reír tantísimo, como siempre. Es usted una santa, doña María. Fíjese que Bob Marley escribía canciones inspirándose en su nombre!! (En el nombre de usted, no en "Bob", se entiende)

Dinsmoor dijo...

Pobre perro, Doña María!! jajaja
Yo detesto a la Nachita...la verdad. Se porta terrible!!
Buen plan eso de echarles en cara las cosas a sus nietas dentro de unos años... yo planeo hacer lo mismo con mis nietos....jeje
Besos!!!

Camaleona dijo...

En mi casa acabamos con los peces que entran por la puerta... Preferiría no tener que probar ni con perros ni gatos... Al gato lo han secuestrado sus nietas, seguro. Y le han dado al perro, a ver si se cansa y se larga. Aguante!!

Pilar Cabero dijo...

Espero que a estas alturas los problemas del perro se hayan resuelto.
Solo quería decirle que le he dejado un regalo en mi blog.
Besitos

Lhyn dijo...

Doña María, opino lo mismo que Pilar. Creo que usted está empezando a querer a ese pobre perro que se ha quedado sin huevecillos. Me atrevería a afirmar que el susodicho perro está colándose en el enorme corazón del que hablaba usted en la otra entrada.
¿Aún no se sabe qué fue del gato?