2. Son muy feos. Y están muy arrugados. La piel les cae por todas partes, están llenos de manchas, no tienen dientes y el pelo les crece en lugares insospechados.
3. Tienen mal genio. Muy mal genio. Muy, muy, muy mal genio. Hacen siempre lo que les viene gana, no aceptan órdenes de nadie y se cabrean en cuanto les llevas la contraria.
4. Se colan en el súper. Y lo hacen sin disimular, con todo su morro, sabiendo que nadie se lo va a echar en cara porque son mayores. Y pobre del que se atreva a reprochárselo, porque lo harán parecer un desalmado.
5. Son raros. Raros, raros, raros. Se ponen bolsas de plástico en la cabeza cuando llueve, se suenan los mocos con pañuelos de tela y llevan los bolsillos llenos de cosas extrañas: clips, monedas de antes de la guerra, palillos, caramelos de caducidad sospechosa...
6. Si les cabreas te zumban con el bastón. O con el bolso. O con el andador. O con lo que tengan a mano, porque como han perdido fuerza tienen que valerse de armas alternativas. Y lo hacen con saña.
7. Repiten siempre lo mismo. Y la culpa no es del alzheimer. Lo hacen a sabiendas. Para molestar. Porque les encanta oír su voz y dar la lata. Para que te quede bien claro que “cualquier tiempo pasado fue mejor”.
8. Se creen muy listos. Pero no lo son. Tal vez tengan más experiencia, pero el que era tonto a los veinte lo sigue siendo a los ochenta. Y muchos que eran listos a los veinte se han idiotizado con el correr de los años.
9. Andan muy despacio. Especialmente, en las calles estrechas o cuando cruzan pasos de peatones. En esos lugares incluso pueden llegar a detenerse por completo, provocando atascos y embotellamientos.
10. Son muy aburridos. Sólo saben jugar al mus, ver telenovelas, hacer ganchillo y vigilar que los obreros de la construcción no les planten una réplica de la torre de Pisa frente a su casa.
¿Entiendes ahora por qué no quiero ir a la residencia, hijo? ¿Te imaginas qué sería de mi vida si tuviera que pasar las veinticuatro horas del día rodeada de viejos?
Yo me quedo en casa, porque mis nietas serán unas zorras pero rebosan juventud. Y dicen que todo se pega, ¿no?
