miércoles, 11 de noviembre de 2009

Y el diablo inventó las legumbres

Dicen que la vejez es un retorno a la niñez.
Y tanto.
Martes 10 de noviembre de 2009. 14:30 horas.
Estoy sentada en el sofá viendo la tele cuando de pronto las paredes y el suelo bajo mis pies tiemblan como si se estuviera produciendo un terremoto.
Pero no. Es sólo el grito de mi nieta:
¡¡¡¡A COMEEEEEEERRRRRRRRRRR!!!!
Me levanto y me dirijo a la cocina. La mesa está puesta. El gato está dormido en mi silla. Mis nietas me miran como lobas hambrientas. El perro babea en un rincón.
Tiro a Lucifer al suelo, me siento, cojo la cuchara y…
¡Buaj!
Lentejas.
“Comida de viejas. Si quieres las comes y si no las dejas.”
Mentira.
-A mí esto no me gusta -digo.
-Abuela, cómete las lentejas.
-Que te digo que a mí este mejunje nunca me ha gustado y no me lo pienso comer.
-Abuela, mamá hace lentejas una vez a la semana y tú comes lentejas una vez a la semana.
-¿Yo? Mentira. Hace años que no las pruebo. Si a mí estas cosas me dan mucho asco.
Dejo la cuchara en el plato y me cruzo de brazos.
-Si no te comes las lentejas no hay segundo plato.
-Seguro.
-No te vas a levantar de la mesa hasta que te las comas, abuela.
-Lo que tú digas.
-Si no te las comes hoy, te estarán esperando mañana.
-Anda, anda, deja de decir memeces.
-Si no hay lentejas no hay postre.
Miro a mi nieta a la cara.
-¿Qué postre?
-Tarta de manzana.
Suspiro. En fin. Vuelvo a coger la cuchara, la hundo en el mejunje marrón, la cargo hasta los topes y me la llevo a la boca. Me termino todo el plato de lentejas. Rebaño el plato de lentejas.
Y de premio, dos trozos de pastel.
Moraleja:
Los que hacen los refranes son idiotas. Mis nietas son unas negreras. Las lentejas son asquerosas. A los perros no les interesan las legumbres. Mi hija debería variar un poco el menú.
Y lo más importante: todos tenemos un precio.
Yo haría cualquier cosa por un trozo de tarta de manzana.

19 comentarios:

Yoryi dijo...

Es usted una person G-E-N-I-A-L doña María. A mí por lo menos me alegra el día cada vez que leo una nueva actualizacion en este maravilloso blog.Cuenta cosas cotidianas pero de una manera que como decirlo... las hace parecer muy importantes. Siga asi mucho tiempo:)

Patricia Sutherland dijo...

Anda, y yo. Y si viene con una bola de helado de vainilla, mucho mejor ;-)

Tienes razón, Doña María, tus nietas son unas negreras, pero cuando te sobren lentejas dame un toque: mi perro también tiene un precio...

Y no es precisamente el pastel de manzana... Menos mal :-)

Un abrazo, salada.

Camaleona dijo...

Qué suerte poder quejarse de las lentejas sin repercusiones directas. A mí una vez se me ocurrió decirle a mi madre ¡¡qué asco, lentejas!! y estuvo de discursito sobre niñas buenas durante al menos dos horas.
Entre usted y yo... las lentejas me encantan, pero a mi madre no pienso decírselo nunca, vaya puro me tiró.

Dara dijo...

Y es que, definitivamente, todos tenemos un precio, querida señora.

pd: ya podía haberse portado el perro comiéndose las lentejas cuando nadie mira.


miau
en
bici

Rafael dijo...

Con un chorrito de vinagre pasan la mar de bien, por no decir acompañándolas con un vasito de vino que no tenga la botella muy lejos. Otra opción es el puré, que podemos tomar sorbiendo con una cañita, o bien, en una taza para el desayuno con unas magdalenas.
Saludos

Doña María dijo...

Mis queridas niñas (y niño),
pues sí. Cuando una tiene mi edad puede quejarse de lo que quiera sin miedo a las represalias. Gracias por vuestros consejos y apoyo, pero para mí comer lentejas siempre es un trago amargo. Debería adiestrar al perro para que me eche una mano de vez en cuando.
Un abrazo

Wouh. dijo...

G E N I A L, me encantó el blog.

cuídece.

Doña María dijo...

Querido Wouh,
muchas gracias. Una preguntita, ¿te encantan también las lentejas? En la vida real me refiero. Porque igual podrías venir a mi casa una vez por semana. Es que no soporto tirar la comida.
Un abrazo

Mònica C. Vidal dijo...

jajajajaj por dos trozos de pastel de manzana matas. xD

Anónimo dijo...

Abuela,lo tuyo es puro teatro...

Doña María dijo...

Querida Princess,
y por uno también.
Querido anónimo,
me has descubierto, pero que quede entre nosotros.

Verónica Sedgwick dijo...

me ha recordado a los días en los que mi bisabuela viene a comer a casa, bisabuela a la cual adoro y siempre le cocinamos cosas riquisimas!!!
Cuando yo era más pequeña siempre me comia el pure de verduras a cambio de algo...

Diane Ross dijo...

Tiene toda la razón, yo por un trozo de chocolate con almendras haría lo que fuera.
Me pasaré por aquí para ver como va ^^

Saludos de colores =)

Víctor dijo...

me he reído MUCHO! una entrada ligera, divertida, simpática. La he visualizado sentada a la mesa, en su rebeldía casera, y luego rindiéndose en silencio por esa tarta de manzana (me encanta la tarta de manzana).

Me pasaré nuevamente por su blog, sin lugar a dudas. Un beso!

Wouh. dijo...

Gracias señora María por darse el tiempo de pasar por mi blog, y no sólo eso si no también de darse el tiempo de leerlo y hasta comentar.

Sí, quizás galopear sea para jovenes.

cuídece mucho (: espero que esta semana sea muy buena para usted.

Doña María dijo...

Mis queridos niños,
veo que no soy la única a la que le pierden los dulces ¿eh?

Ángeles Ibirika dijo...

Mi madre solía decirnos eso de "lentejas. Si quieres las comes y, sino, las dejas"

Mis hermanos y yo tardamos mucho tiempo en entender que solo era un dicho. Cada vez que nos obligaba a comerlas era una decepción, pues no sentíamos engañados.

Gracias por los buenos ratos, Doña María.

Doña María dijo...

Querida Ángeles,
ya sabes que, en el fondo, las madres somos una mentirosas. Y las abuelas aún más. Seguro que tendrás la suerte de comprobarlo.
Un abrazo

Nieves Hidalgo dijo...

¡Qué recuerdos!
A mí también me decían eso de si quieres las comes y si no las dejas y luego era mentira, había que comerlas o irte con el estómago vacío.
Pero fíjese, Doña maría, ahora me encantan. jajaja

Es usted única.
Un beso